Tres rutas de senderismo en Asturias más fáciles que la del Cares

Generalmente, la ruta que nos viene a la cabeza cuando se mencionan las rutas de montaña de Asturias es la del Cares. Su fama no es injusta: el camino que va de Caín (León) a Poncebos (Asturias) a través de los Picos de Europa ofrece un paisaje difícil de igualar. Eso sí, el precio por disfrutarlo puede resultar caro para algunas personas y no se abona con dinero, sino con esfuerzo.

El recorrido de la también conocida como la Garganta Divina tiene 12 kilómetros en total, 24 km si se hace ida y vuelta –lógica aplastante– y transcurre por una senda de unos tres metros de ancho. Algunos tramos de la ruta tienen subidas y bajadas y, casi lo más importante, una altura considerable. Tanta, que las personas que tengan vértigo es mejor se quedan en casa o en el bar de alguno de los dos pueblos.

Además hay que añadir que en la Ruta del Cares (Asturias) es mejor estar un poco preparado en el tema del senderismo para hacerla. No se trata de una aventura de escalada, pero la distancia, los desniveles, la estrechez y la altura del camino son considerables. Una persona más acostumbrada al sofá que a caminar a lo mejor lo pasa regular. Eso sí, teniendo en cuenta lo impresionante del recorrido, merece la pena practicar un poco para poder hacerla.

Y no hay mejor manera de entrenar que recorriendo otras rutas. En Asturias hay de sobra para elegir tanto por niveles de dificultad (o más bien de facilidad) como por tipos de paisaje: montañosos, verdes, con agua, con paradas de avituallamiento o con animales, entre otros. Aviso: todas merecen la pena.

1. Senda del oso

Indicada para quienes tengan experiencia 0 en esto del senderismo. La ruta tiene forma de ‘y’: empieza desde Tuñón (Santo Adriano) y termina en el embalse de Valdemurio o en Entrago, según el camino que se escoja en la bifurcación de Proaza. Dependiendo de los tramos que se realicen, se harán más o menos kilómetros. Desde Tuñón a Proaza hay 6 kilómetros. Si se llega a Valdemurio hay 14 y se va hasta Entrago, 20 kilómetros.

Lo bueno es que, dependiendo de las capacidades de cada persona, se puede decidir hasta dónde llegar (como en los libros de Escoge tu propia aventura). Se puede hacer a pie o en bicicleta y es una buena senda para hacer con niños. Hay vallas de protección, sitios en los que parar a comer y carteles que informan de la flora y la fauna del lugar: diversión y educación.

Por supuesto, uno de los puntos de mayor interés es la Casa del Oso, donde se puede conocer la historia de este animal en peligro de extinción. Asimismo, en cercados separados, conviven las osas Paca y Molina: si hay suerte, los visitantes podrán avistarlas, aunque depende de cómo tengan el día. Al fin y al cabo, están en su casa.

2. Ruta por el Desfiladero de las Xanas

Las xanas son personajes mitológicos propios de la cultura asturleonesa. Son hadas de pelo rubio que viven en el agua y dan nombre al río que dirige esta ruta, en las cercanías de la sierra del Aramo, que muchos consideran como la del Cares en formato reducido.

El recorrido es corto: tres kilómetros en los que conviven dos paisajes. El primero es un desfiladero rocoso pero a la mitad el sendero se adentra en un bosque verde y espeso. Antes de llegar a esa segunda parte, hay manantiales, puentes y túneles que hacen muy animado el camino. Es muy fácil de completar y también es perfecta para llevar a los más pequeños.

El punto de partida es el área recreativa del Molín de les Xanes (Villanueva) y el final un pueblo llamado Pedroveya, que aloja un tesoro: el restaurante Casa Generosa. El nombre le viene que ni pintado, porque los comensales pueden salir rodando del local si se comen todos los platos del menú, conformado por tres primeros, tres segundos y tres postres a elegir.

Todo comida tradicional y de calidad garantizada, se recomienda reservar porque suele estar lleno. Lo bueno es que se puede aligerar la digestión en el camino de vuelta (cuidado con la sidra, eso sí). Si no, también se puede hacer un picnic al lado de la iglesia de San Antonio.

3. Ruta del Alba

Es una de las más conocidas de Asturias, con permiso de la del Cares, debido al paisaje que dibuja el agua: además del río que le da nombre, por el camino se pueden ver pozas, manantiales e incluso fuentes minúsculas que salen de las rocas. Al estar emplazada en un valle, el del Nalón, esa humedad genera un entorno verde que parece envolver al que se acerca a él. Dentro de las posibilidades de un paisaje, podría decirse que es acogedora. Está declarada Monumento Natural desde 2001.

Empieza en Soto de Agues y termina en la Cruz de los Ríos, a ocho kilómetros del punto de distancia. El tramo un poco más complicado se encuentra a partir del último kilómetro, pero nada que haga sufrir a los poco experimentados. Por el camino hasta llegar al final se puede ver una casa de madera, antes cargadero de la mina del Carmen conocido como El Campurru y el puente de la Vega, donde se puede parar a descansar, al igual que al final del camino.

La única advertencia notable es que para hacer la ruta hay que ir bien equipado para el agua, con un calzado adecuado y si acaso un chubasquero en la mochila. Algunas zonas húmedas pueden ser resbaladizas y ha habido más de una caída. Y, por supuesto, no salirse del camino marcado, pero ni en esta ni en ninguna de las rutas. Perderse en el monte no es una buena opción.

Más información | Turismo de Asturias