La magia de las setas: 3 rutas para cazadores de hongos

El turismo de setas cada día tiene más adeptos y es que es una actividad de lo más relajante. Además, te permite disfrutar de los hermosos bosques de la península Ibérica y conocer personas maravillosas dispuestas a enseñarte cómo se lleva a cabo de manera respetuosa con el medioambiente. En este artículo, te presentamos tres pueblos perfectos para vivir esta experiencia mágica, ideal para una escapada rural en el mes de octubre.

El valle de Ultzama y el descanso en Arraitz-Orkin

Ultzama es un valle que se encuentra en la Comunidad Foral de Navarra y es uno de los lugares más famosos del turismo de setas. En cuanto pongas un pie en sus bosques y alces la vista, podrás observar un sinfín de hayedos y robledales en un baile de colores.

Algunas de las setas más localizadas en este paraje natural de gran belleza son las trompetas, las gamuzas, las amanitas gamuzas, los rebozuelos, las palometas y las carboneras. La recogida de setas es una actividad que se está haciendo tan famosa que, incluso, cuenta con expertos asesores para aprender a recolectar de forma respetuosa.

Por ejemplo, uno de los consejos de los profesionales de cara a recoger setas es llevar todo el equipamiento necesario para efectuar la actividad (realizado con material transpirable) e investigar las especies locales. Antes de ir a buscarlas, es fundamental que sepas cuáles puedes encontrar y cuáles son comestibles.

Además de la actividad en sí, sin lugar a duda, Ultzama es uno de los valles más mágicos de España. El ambiente tranquilo y sereno del bosque, con el suave murmullo del viento entre las hojas y el canto de los pájaros como banda sonora de fondo, te envuelve en un estado de relajación y conexión con la naturaleza. Cada rincón del bosque es una oportunidad para descubrir un nuevo tesoro micológico y experimentar la emoción de encontrar la seta perfecta.

Después de un día de recolección de setas en el Bosque de Ultzama, puedes relajarte en la casa rural Albirena, situada en el hermoso poblado de Arraitz-Orkin, a tan solo seis minutos del parque micológico de Ultzama. Allí podrás disfrutar de una deliciosa cena protagonizada por las setas que hayas recogido y preparadas a la plancha con ajo, perejil, un chorro de aceite de oliva virgen extra y un poco de sal. Es una experiencia que no sólo te nutre el cuerpo, sino también el alma, ya que te conecta profundamente con la belleza de la naturaleza y la riqueza de la cultura local.

Villanueva del Arzobispo y el parque natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas

Villanueva del Arzobispo es una aldea que se encuentra en la provincia de Jaén y que, en los últimos años, se ha hecho conocida por el turismo de setas. De forma tímida, este pueblo se desarrolla como un rincón mágico y acogedor, que te invita a un mundo repleto de colores, aromas y sabores otoñales.

Este tesoro micológico alberga un gran abanico de especies de setas, destacando las exquisitas boletus edulis y las trufas negras. Los expertos recomiendan este paraje natural porque tiene las condiciones climáticas y la calidad del suelo adecuadas, además de albergar caminos bien marcados que te guiarán, evitando acabar en propiedades privadas o en zonas protegidas. 

Para pasar la noche, te aconsejamos Casa Rural Membrillejo (Villanueva del Arzobispo), a tan solo 20 minutos en coche del parque natural. Allí podrás cenar deleitándote con una receta tan sencilla como la pasta con crema de setas.

La comarca del Berguedà y el turismo de setas

En el corazón de la majestuosa región de Cataluña, la comarca de Berguedà emerge como un rincón mágico que invita a los amantes de la micología a explorar un mundo de bosques frondosos. Este territorio es un paraíso para los buscadores de setas porque cuenta con una diversidad increíble. Puedes encontrar desde boletus hasta delicadas amanitas.

La riqueza de su flora micológica es el resultado de un ecosistema forestal saludable y bien conservado. Sin embargo, para que siga siendo así, los profesionales siempre aconsejan seguir un código ético que se basa en no recolectar todas las setas de una zona y dejar algunas para que los animales también puedan disfrutar de ellas.

Además, es imprescindible no consumir ninguna seta a menos que estés absolutamente seguro de su identificación. Por último, no puedes dañar el entorno, por lo que camina con cuidado y evita pisotear el suelo o destruir a la flora y fauna locales. Tienes que dejar la naturaleza tal como la encontraste.

Una vez hayas terminado con la recogida, lo mejor es completar el turismo de setas con un merecido descanso en una casa rural. Te recomendamos que acudas a Salt del Colom, a tan solo 15 minutos en coche del Berguedà. Allí podrás deleitarte con un ecosistema natural único y una cena hecha con tus setas recolectadas como, por ejemplo, setas rellenas de queso de cabra.