Hoy nos vamos a uno de los parajes naturales más espectaculares de San Sebastián-Donostia. Ahora bien, tienes que saber que no debes ir a esta bonita capital vasca para conocerlo, ya que no está en su término municipal. De hecho, no está ni siquiera en su provincia, Gipúzcoa. Ni tan solo en la misma autonomía, la Comunidad Autónoma del País Vasco. Y es que está ubicada físicamente en terrenos de la localidad de Goizueta, en la vecina Navarra.
¿Por qué Artikutza es de Donostia?
¿Entonces, por qué decimos que Artikutza es donostiarra? Básicamente porque desde 1919 es propiedad del Ayuntamiento de Donostia, ciudad de la que está a 30 kilómetros. El consistorio compró esta joya natural de 3.645 hectáreas para abastecer de agua de calidad a la ciudad. El contexto era el de la “Belle Époque”, con un crecimiento de la población importante y con la capital guipuzcoana siendo destino favorito de las clases pudientes del momento, con su deslumbrante arquitectura y su balneario en la costa.
Años más tarde, entre 1947 y 1953, se llevó a cabo una obra hidráulica faraónica: el embalse de Enobieta que durante décadas ha sido un símbolo de la finca de Artikutza. Quedó fuera de uso y servicio en 2006; entonces se inició un proceso de vaciado para que la vegetación se volviera a adueñar del lugar. El vaciado se completó en 2019 y, en la actualidad, ya se pueden contemplar los avances de la naturaleza, donde la vida verde ha vuelto a brotar en toda la zona que hasta hace muy poco estaba anegada.
Ahora un ambicioso proyecto europeo llamado Life Kantauribai desmantelará parcialmente la presa; será la más grande que se va a quitar en Europa junto a otra similar en Francia. El objetivo es evitar los impactos que tuvo en su día: que los peces puedan atravesar más kilómetros de río, que los sedimentos que se acumulan hoy en la presa puedan seguir aguas abajo, que se recupere la morfología original de las cuencas y se estabilice y mejore el hábitat de la fauna y vegetación del entorno.
En 2004 Artikutza entró en la Red Natura 2000, de espacios protegidos a nivel europeo y se incluyó como Lugar de Interés Comunitario (LIC) de Navarra.
El pueblo de Artikutza
La finca de Artikutza tiene un barrio o pueblo muy singular en el corazón del bosque. Todavía hoy está habitado y ofrece algunos servicios a los visitantes: hay fuente, una caseta con baños, una pequeña zona de aparcamiento (para los que lleven un permiso obligatorio), una zona de juegos infantil y una especie de taberna (sin empleados, «self service») con mesas, baño, luz eléctrica, fregadera y máquinas expendedoras con refrigerios variados y café. También tiene calefacción, así que es un buen lugar donde resguardarse del frío y comerse el bocata los días gélidos.
Las primeras referencias que hay de este núcleo urbano se remontan al siglo XIII, cuando el espacio era propiedad de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles, de lo que todavía hoy hay huellas en mojones con el símbolo grabado. Explotaban directamente o arrendaban las ferrerías, derechos de producción de carbón, extracción de mineral o el aprovechamiento forestal y de pastos. Con las desamortizaciones del siglo XIX, se subastó todo y quedó en manos privadas.
Hoy en Artikutza podemos contemplar preciosos y señoriales caseríos y otros elementos típicos de cualquier pueblo vasco: iglesia, frontón, molino, ese “ostatu” o refugio que sirve para socializar, un frontón al aire libre, un molino, un antiguo lavadero… todo en un lugar en el que parece que el tiempo va a otra velocidad.
Rutas por Artikutza
Artikutza es un auténtico paraíso de naturaleza exuberante, fruto de ser el lugar más lluvioso de la Península Ibérica. Caminar por sus sendas quiere decir ver, sentir y oler paisajes frondosos con coníferas, hayedos y robledales autóctonos, así como especies introducidas como el pino silvestre y el roble americano y agua a raudales que discurre entre cascadas y arroyos.
Pero en esta joya natural para encontrar la paz y desconectar del ajetreo de la ciudad, no hace mucho tiempo tenía un mapa sonoro bien diferente, con el ruido de las máquinas y los humos de la explotación maderera, de las minas y ferrerías, de los duros hornos y del paso del tren minero. Del esplendoroso –y poco idílico- pasado industrial de Artikutza podemos encontrar muchas huellas en los caminos. Estas son las principales rutas del entorno:
- Erroiarri, Solana y Umbría (PR-124). Es una ruta circular señalizada con marcas blancas y amarillas que comunica el barrio de Artikutza y la portería de Eskas por las dos márgenes de la regata. Pasa por parte del trazado del antiguo ferrocarril, por bosque y descubre la cascada de Erroiarri. Son 12,3 kilómetros y 500 metros de desnivel acumulado.
- Por los Límites de Artikutza (PR-125). Otra ruta circular que podemos seguir sin dificultad con las marcas blancas y amarillas que sale de Eskas y que nos acerca a una bonita zona de bosque y praderas. También nos invita a descubrir un crómlech en el camino y pasa por el pueblo de Artikutza. Son 17 kilómetros con 350 metros de desnivel.
- La vuelta al Embalse (SL-121). También es una ruta circular, en este caso señalizada con marcas blancas y verdes. Es un paseo muy agradable e ideal para todos los públicos, incluidas las familias con niños. Son apenas 6 kilómetros, pero nos obliga a solicitar el permiso de acceso en coche para llegar hasta el poblado de Artikutza (o bien podemos sumar esta ruta a cualquiera de las dos anteriores, si estamos físicamente preparados).
Cómo llegar a Artikutza: carretera y permisos
Artikutza está en Navarra, sí, pero la propiedad es donostiarra y la única vía de acceso en coche está por Gipuzkoa. Para llegar, tendremos que coger la carretera GI-3631 desde Oiartzun, con bastantes curvas, y que atraviesa otro paraje natural precioso como es Aiako Harria. Seis kilómetros antes de llegar al núcleo de población, hay una zona de aparcamiento en Eskas con una caseta y una barra que impide el acceso a vehículos motorizados.
Si queréis hacer una ruta desde el mismo pueblo de Artikutza, podéis pedir un permiso de entrada para vehículos en la web del Ayuntamiento de Donostia y enseñarlo al guarda. Es gratuito y se recomienda solicitarlo con un mínimo de 48 horas de antelación a la visita.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.
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