Sant Pere de Rodes, imprescindible

Escrito por

16.01.2013

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5min. de lectura

De camino a Sant Pere de Rodes
De camino a Sant Pere de Rodes

Guardaba en la cripta la cabeza y el brazo derecho de San Pedro y por eso llegaron gentes de toda la Europa medieval en formación. Sobre la leyenda se construyó a lo largo de 9 siglos uno de los centros de poder más importantes de Cataluña: el Monasterio de Sant Pere de Rodes, el imprescindible de la Costa Brava.

En Sant Pere de Rodes me convertí en peregrino imaginario para admirar la segunda iglesia románica más alta de la cristiandad. Paseé por la historia y la singularidades del monumento: el único monasterio con dos claustros, una torre de defensa convertida en apartamentos con vistas al mar, la inmersión en el ora et labora benedictino reconvertido en el mundo moderno en el mira y admira.

Claustro de Sant Pere de Rodes
Claustro de Sant Pere de Rodes.

La organización medieval de un vistazo

Yo iba de peregrino durante el Camino de Santiago y virtualmente lo volví a sentir entrando en Sant Pere de Rodes. La propuesta del simpático guía era de la imaginarnos aquella vida medieval, la que correspondía al esplendor del monasterio, y a fe que lo conseguimos saliendo además bien instruidos.

Pero lo cierto es que salvé en conche los 8 km de subida que separan el monasterio del Port de la Selva, el pueblo a orillas del mar en el que no me acabé los mejillones (así quedará en mi memoria), que poco tienen que ver con el peregrinaje.

Vistas desde el Monasterio de Sant Pere de Rodes
Vistas desde el Monasterio de Sant Pere de Rodes

Porque la imponencia del monasterio parece más grande que la montaña en la que se asienta, y porque no conocimos su historia y los detalles del lugar hasta que penetramos en él, no caí en la presencia de un pequeño asentamiento a su izquierda y otro más a su derecha.

En el centro el monasterio, pero ¿qué eran aquellas otras dos construcciones? El bulto de la izquierda es el antiguo castillo de Sant Salvador, la fortaleza de protección de los caballeros de los condes de Empuries. El de la derecha, aquella cruz visible, era la antiquísima ermita de Santa Elena, un pueblo medieval que en el s. X albergó a más de 300 personas. La cifra por aquel entonces constituía un hito.

Es decir que de espaldas al mar tenía enfrente una muestra exacta y en miniatura de los estamentos medievales, el funcionamiento social, político y económico que defendía la época:

  • Los nobles: caballeros que defendían sus intereses y protegían al clero desde el Castillo de Sant Salvador.
  • El clero: monjes benedictinos dedicados al trabajo y la oración que medraban con el diezmo de los humildes.
  • Los humildes: las gentes llanas del pueblo de la Santa Cruz, analfabetas, que trabajaban la tierra y albergaban a cientos de peregrinos
Vista del monasterio, desde dentro
Vista del monasterio, desde dentro

De celda monástica a centro de poder abandonado

Una construcción como el monasterio de Sant Pere de Rodes no se construye en un año. Ni en dos. Tardaban siglos. Si a ello le sumas los cambios políticos y económicos inherentes a cada centuria compruebas cómo los templos no eran proyectos definidos en su origen, sino cambiantes y flexibles.

Las 22 dependencias de Sant Pere de Rodes pertenecen a diferentes épocas, de tal manera que un recorrido por ellas es un itinerario por la historia. Uno puede poner un pie en el siglo XII, el otro en el XV y tocar alargando el brazo el XVII.

La creatividad del momento
La creatividad del momento.

Sería aburrido trazar toda la historia del lugar desde aquí además de absurdo intentar emular al guía (3€ por persona) que tantas veces nos hizo reír mientras nos la relataba, pero merece la pena dar algunos apuntes por si decidís vistarlo:

  • Un pequeño habitáculo sagrado, anterior a la llegada de los sarracenos, pudo ser el original del monasterio.
  • El mecenazgo del s. X, constituido por un noble de Empúries, estimuló la construcción de la iglesia y las dependencias. El principio de su esplendor.
  • La decadencia de los ss. XIII y XIV: los condes de Empúries son absorbidos por el Condado de Barcelona, se abandona el castillo, se construyen las murallas y la peste negra se lleva a la mitad de la comunidad.
  • Monjes y pueblo llano subsisten hasta el s. XVII, fecha de un breve y renovado esplendor gracias a la producción del vino. Todo lo que ahora es monte pelado fue selva de encinas, robles y pinos, roturada para el cultivo de la viña. De ahí el nombre del pueblo: Port de la Selva.
  • Abandono definitivo del monasterio en el 1798 y los últimos 5 monjes se van a Figueres.
  • La desamortización de Mendizábal le otorga un nuevo uso, totalmente alejado de la vida monástica.
  • Se declara Monumento Nacional y comienzan los trabajos de recuperación en el s. XX.

El apunte: opus espicatum

Una anotación más: durante la visita apreciariéis en media altura de las paredes un tipo de construcción muy especial: el Opus Espicatum o «espina de pez». Piedras dispuestas de manera oblicua que recuerda las espigas del trigo o la columna de un pescado.

Hay varias teorías respecto a su presencia: una forma de reconocerse entre cristianos (simbólicamente se identificaban entre ellos con la espina de un pez) o un método que daría flexibilidad a los cimientos de la construcción que suavizaría en parte los movimientos sísmicos de la zona. Interesante, ¿verdad?

El Port de la Selva desde Sant Pere de Rodes
El Port de la Selva desde Sant Pere de Rodes.

Aconsejo contratar la visita guiada, que por 3€ absorbes en 1 h la información contenida en 3 obras como Los pilares de la Tierra. Tenéis a vuestros pies después de la visita el Parque Natural de Cap de Creus y las calas de la Costa Brava.

Y tú, ¿has estado en el Monasterio de Sant Pere de Rodes?

Casas rurales cerca del monasterio y del Parque Natural Cap de Creus
Casas rurales cerca del monasterio y del Parque Natural Cap de Creus.
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Comentarios

  1. Maite 21 de enero de 2013 a las 17:09 - Responder

    Pues sí, he estado en varias ocasiones por el monasterio y los alrededores. Realmente es espectacular, la vegetación, el mar, el aire, las vistas, me emociono sólo de recordar mi estancia allí. Lo recomiendo totalmente.

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