Sierra de Andújar: la tierra del lince ibérico
Escrito por
13.11.2020
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10min. de lectura
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La sierra de Andújar es uno de los cuatro parques naturales de Jaén. Un extenso territorio verde -tiene 74 mil hectáreas, que viene a ser como 74 mil campos de fútbol- cubierto de dehesas de encinas, pinares, ríos, embalses y frondosos bosques.
Y es que, aunque la primera imagen que se nos venga a la cabeza de Jaén sean los olivos -no nos pueden culpar, tienen más de 66 millones de olivos plantados por todo el territorio y son el mayor productor de aceite de oliva del mundo-; Jaén también puede presumir de contar con la mayor extensión de bosque mediterráneo de la península. Casi nada.
Gracias a ello, mires donde mires verás que la sierra de Andújar está habitada por un montón de animales: ciervos, gamos, muflones, corzos, nutrias, diferentes especies de aves, jabalíes, zorros… Y lo más codiciado: el escurridizo lince ibérico.
Durante años, este felino con perilla ha estado en peligro crítico. Siguen en peligro de extinción, aunque en Andújar parece estar recuperándose. Aquí es donde está la población más numerosa y que presenta mayor variabilidad genética.
Antes de lanzarte a la aventura, te recomiendo que te pases por el Centro de Interpretación del Parque Natural Sierra de Andújar, en Viñas de Peñallana.
El centro es una muestra de esa tradicional arquitectura. En él hay pistas de cómo encontrar a los diferentes animales del parque a través de sus huellas, heces, etc. Presta atención, porque verás letrinas de linces esparcidas por el parque y ¡shh! “Suelen volver a ellas”, nos dijo Jose Luis Ojeda, restaurador y responsable del área fotográfica de Iberian Lynx Land, además de nuestro guía en este viaje.
En busca del lince ibérico
No os voy a mentir, para ver un lince ibérico hace falta paciencia y suerte, mucha suerte. “Es difícil verlos”, dice José Luis Ojeda, de Iberian Lynx Land. “Aunque hay días que igual se pueden ver 3 o 4”, añade.
Natural de Andújar, José Luis Ojeda lleva toda su vida subiendo a la sierra. Desde hace 35 años, con su cámara de fotos en mano. “El otro día fotografié a Hiromi, la reconocí porque es una lince muy bonita con una cara muy particular. Y porque estaba en su territorio”.
La sierra de Andújar cuenta con una población estable de 200 ejemplares de linces ibéricos, el mayor número de nuestro país. Todos son diferentes y tienen nombres. Algunos los pone la administración, otros las fincas privadas y otras veces los vecinos. “El otro día me enviaron una encuesta para elegir el nombre de un nuevo lince”.
Según Ojeda, a algunos de los linces es fácil reconocerlos por sus rasgos y por el territorio en el que están. “Fito tiene un rasguño en el ojo, otros llevan collar…”, dice. Cuando aparece alguno no identificado, los guías y fotógrafos del parque envían su imagen al Programa LIFE, una iniciativa de la Unión Europea que trabaja por la conservación medioambiental y en el que se ha creado un proyecto específico para la recuperación del lince.
La mejor época para ver linces en la sierra de Andújar es de diciembre a febrero, que es la temporada de celo. Los machos recorren el parque en busca de las hembras, pues solo se acercan a ellas para reproducirse. El resto del año, suelen vivir en soledad. “Las hembras son muy territoriales, tienen un territorio de hasta 300 hectáreas. Los machos pueden compartir ese territorio, pero no están juntos”, explica Ojeda.
Los meses de primavera, los linces hembras suelen estar en su cubil, a punto de dar a luz y cuidando de sus cachorros. Aunque entre mayo y junio es posible ver alguna madre con su cría en el exterior. Los linces machos, en cambio, se dejan ver durante casi todo el año, aunque hay que tener en cuenta que en verano, con las altas temperaturas, suelen estar resguardados a la sombra hasta el atardecer.
Las mejores zonas para verlos son en la ribera del río Jándula, donde está la presa; y la zona de los Escoriales. También hay en las fincas privadas, aunque para entrar es necesario un permiso. Algunas empresas locales como Iberian Lynx Land tienen acuerdos con varias de ellas.
Aunque el lince es un animal complicado de ver, no nos desanimemos, a veces es posible incluso encontrarlo por el camino.
La berrea en la sierra de Andújar
La Sierra de Andújar tiene muchas voces. Desde finales de septiembre, hasta principios de octubre, con la llegada del otoño, los ciervos entran en celo. Y no destacan por su discreción, son mucho más escandalosos que los linces.
Al atardecer, los machos intentan cortejar al mayor número de hembras. Tienen que reunir a su harén. Para ello, se pelean con sus cuernas entre ellos y braman. Muy fuerte y muy alto. Sus bramidos son todo un espectáculo que se pueden oír desde cualquier parte del parque.
Nosotros lo hicimos desde la zona de los Escoriales, mientras el sol se iba poniendo tras las colinas. Fue una escena bucólica. Este es uno de los lugares favoritos de aquellos que desean atisbar linces, por lo que la espera queda amenizada por los bramidos de los ciervos, además que también se puede ver a alguno de ellos en los cerros.
No obstante, si lo que pretendes es grabar el sonido de la berrea, puede que este no sea el mejor sitio de todos. A mi me resultó muy complicado, pues hay gente agolpada en las cunetas conversando mientras esperan con ansia al felino. Muchos son vecinos de la zona y, aunque para alguien de ciudad el sonido puede ser increíble, me dio la sensación de que para ellos no era nada extraordinario. Como quien oye a un perro ladrar.
Un buen lugar desde donde se puede disfrutar del espectáculo en silencio, con un paisaje inigualable, es la ribera del río Jándula. Además de ser mucho más tranquilo, es posible ver ciervos en la orilla, bebiendo o cruzando el río. También hay nutrias y es el lugar idóneo para la observación de aves. En el Jándula hemos llegado a ver especies como el martín pescador, lavanderas, etc.
Pelea de astas
Los venados pelean con sus cuernas. Son astas que crecen durante la primavera -suelen tardan entre 15-18 semanas- y que se van endureciendo durante el verano. Durante el tiempo que están sin ellas, el venado se siente más vulnerable, por lo que suele ser más difícil verlos; se esconden entre la maleza.
Tienen astas los ciervos, corzos, gamos y los renos, y con ellas compiten con otros machos durante la época de la berrea. Son un símbolo de fertilidad, por lo que las hembras se sentirán atraídas por aquellos que tengan las cuernas más grandes.
Durante las luchas de la berrea, muchas astas se parten, aunque no es hasta finales del invierno cuando se produce el desmogue: el momento en el que mudan su cornamenta. Sus cuernas se desprenden y es posible encontrar trozos de ellas por el parque.
Paraíso ornitológico
El Parque Natural Sierra de Andújar cuenta con 8-10 hides para los amantes de la ornitología. Para los que no estéis familiarizados, como yo, con el término: un hide es un escondite en inglés. Son refugios camuflados entre la naturaleza desde donde se pueden contemplar y fotografiar aves sin llamar su atención, por lo que no las asustaremos. Y sí, son cómodos, pues en ellos suele haber sillas y lavabos.
“La especie más especial es el águila imperial, que también está en peligro de extinción. Se ve solo en una parte de España y aquí tenemos una buena comunidad de ellos”, explica José Luis Ojeda.
No es la única ave del parque que está en peligro. La sierra de Andújar también la sobrevuelan águilas reales, buitres negros y leonados, urracas, rabilargo, curruca cabecinegra y rabilarga, mochuelos, etc.
La sierra de Andújar cuenta con varios miradores desde donde puedes obtener unas buenas vistas desde las alturas. El mirador del Peregrino es uno de ellos. En él está la escultura que le da nombre. Es un homenaje a todos aquellos peregrinos del siglo XIII que iban en romería hasta el santuario de la Virgen de la Cabeza -patrona de Andújar-, situado justo enfrente. Desde allí se ve el valle del Jándula, el paraje de Valdeinfierno y el Castellón de San Miguel.
Para avistar aves, nutrias y ciervos, el mirador del embalse del Jándula -mencionado anteriormente- es perfecto. Allí podrás ver cómo los ciervos se acercan al río e incluso lo cruzan.
El parque lo podemos recorrer a pie a través de sus dos senderos: el del Jabalí-Encinajero, con poco más de 3km, y el sendero de Junquillo, de 6km. También se puede recorrer en 4×4, tal y como hicimos nosotros con Iberian Lynx Land, haciendo paradas con cada criatura que nos encontrábamos por el camino.
El pueblo de Andújar está situado justo a los pies de la Sierra Morena, dentro del Parque Natural Sierra de Andújar. Un lugar tranquilo, repleto de historia y monumentos con una amplia oferta de restauración y alojamientos donde reponer fuerzas.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
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