Tarazona, el hogar de Paco Martínez Soria

Escrito por

12.07.2013

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9min. de lectura

Vista panorámica del Moncayo
Vista panorámica del Moncayo

Hace ya un par de meses el equipo de comunicación de EscapadaRural.com (Ana Alonso y Cristina Perseguer) tuvo la oportunidad de desplazarse hasta Tarazona para impartir un taller de formación a los propietarios de alojamientos rurales de la zona. El viaje nos permitió descubrir los encantos de este rincón aragonés cargado de historia, opciones de ocio y fantásticos entornos naturales.

Tarazona no es sólo la fiesta del Cipotegato (27 de agosto, fiesta de Interés Turístico Nacional). Cuando nos acercábamos a nuestro destino nos dimos cuenta de la gran belleza que reside en los paisajes del Moncayo, un territorio entre el valle del Ebro y la meseta castellana donde el Parque Natural presentaba aún las cumbres nevadas en contraste con los colores de la primavera.

Nuestra visita a este municipio empezó en la misma oficina de turismo, donde muy amablemente nos acompañaron en un recorrido por los lugares más emblemáticos. La primera idea que nos vino a la cabeza es que se trataba de un lugar pequeño pero preparado para dar una buena calidad de vida a sus paisanos. Tarazona cuenta con sólo 11.000 habitantes, pero posee todos los servicios de una gran ciudad:

  • Varios centros educativos
  • Un conservatorio de música en el antiguo convento de la iglesia de la Merced
  • Una amplia oferta cultural

Y en medio de todo ello, el Queiles es el testigo silencioso que atraviesa su fisonomía. Este afluente del Ebro nace en un manantial subterráneo, en Vozmediano, cercano al Parque Natural del Moncayo y llega hasta Tudela reuniendo uno de los mayores caudales de Europa, que se canaliza en un embalse a 5 km.

El museo de Paco Martínez Soria

Busto Paco Martínez Soria
Busto Paco Martínez Soria.

Sin más demora nos dirigimos a uno de los lugares estrella de nuestra escapada: el museo de Paco Martínez Soria. Este ilustre cómico español, todo un icono de las películas de los 60 y 70, era natural de Tarazona aunque se criase en Barcelona. La ciudad que le vio nacer le honra con una sala habilitada dentro de su Teatro de Bellas Artes, donde se encuentran varios objetos personales y fotografías de su trayectoria profesional.

Precisamente en Barcelona dio sus primeros pasos en el mundo de la interpretación y acabó comprando el Teatro Talía, que más tarde pasó a llevar su propio nombre. Pero a pesar de vivir lejos de allí, Paco Martínez Soria siempre estuvo muy unido a esta localidad, hasta el punto de ser el primer destino al que quiso llevar a su mujer nada más casarse. Tarazona fue incluso escenario de una de sus películas (Vaya par de gemelos) y, como no podía ser menos, una plaza alberga una estatua suya y una calle principal lleva su nombre.

Pero lo más remarcable es, sin duda, el homenaje anual que le rinde su Ayuntamiento con el Festival de Cine de Comedia, que celebrará su décima edición del 13 al 24 de agosto. Durante este evento también tiene lugar un taller de cortos y a él ya han acudido actores de la talla de Javier Cámara, Amaia Salamanca, Carlos Areces o Raúl Cimas.

Nos comentaron que son muchos los fans que acuden al teatro interesándose por este artista entrañable, acerca del cual se editó un libro en el centenario de su nacimiento, Paco Martínez Soria, actor con mayúsculas (2002). Lo cierto es que no me extrañó puesto que soy una de tantos y la visita al modesto museo fue uno de mis recuerdos más memorables. Si os llegase a interesar conocerlo, os recomendamos fijar una cita con el Ayuntamiento, ya que no está abierto al público de manera permanente.

La Judería Vieja de Tarazona

Casas colgadas de la Judería
Casas colgadas de la Judería.


Después del museo continuamos nuestro paseo dando un salto en el tiempo para conocer la judería vieja. Sefarad en hebreo quiere decir «España», pero para los que quieran aprender un poco más este idioma en el mes de julio se organiza con Sefarad Aragón un curso para aprenderlo. También en julio se celebra Retorno de Sefarad, un evento cultural cargado de conferencias, charlas teatralizadas y conciertos en torno a la presencia judía en Tarazona. La ciudad forma parte de la Red de Juderías de España.

Se sabe que en el s. XIV había unos 235 judíos conviviendo con cristianos en una población de 1.300 habitantes. Por aquel entonces no gozaban de la consideración de aragoneses en el sentido foral del término, sino que se sometían a un status jurídico especial. Los judíos de la época estaban obligados al abono de determinados impuestos y derechos, pero disfrutando en contrapartida de una autonomía.

Además, nos enteramos de que los judíos no exponían su vida al exterior y por eso en sus casas siempre disponían de patios interiores. Incluso la Torá les indicaba cuántos codos (la medida de referencia para ellos) tenía que haber entre las paredes de las casas. En aquella época se intentaba preservar la intimidad y por eso era obligatorio que entre vecinos hubiese al menos una distancia de cuatro codos.

Con esa separación y dibujando un zig zag, sus calles se configuran evitando corrientes de aire. La Judería de Tarazona se ha sometido a una gran rehabilitación, en la que se pueden observar las fachadas de las casas colgadas, construidas en la propia muralla. Pero este rincón esconde muchos más detalles históricos, por lo que os vendrán de maravilla los códigos QR en las encrucijadas de varias callejuelas. Os recomendamos descubrirlos sin dejar de ascender hasta la judería nueva, al lado del río. Allí hay una casa privada, donde se cree que estaba la sinagoga y el centro de interpretación Moshé de Portella, una de las figuras más relevantes de su época y que llegó a ser Bayle General de Aragón, durante el reinado de Pedro III.

Tarazona y su Palacio Episcopal

Tarazona
Catedral de Tarazona. Fuente: Miguel Ángel García

Subiendo, subiendo, llegamos al Palacio Episcopal, sede del Obispado de Tarazona. Es un lugar accesible todo el año con visitas guiadas y además durante los meses de verano es visitable todos los días (excepto los lunes) y el resto del año, en fin de semana con el horario de la Catedral.

La entrada permite visitar el Salón de los Obispos y algunas estancias, pero antes de conocerlo es obligado detenerse en el mirador con magníficas vistas al Moncayo y al Queiles. Desde esa zona elevada de la ciudad se observa también la plaza de toros vieja, un edificio octogonal de 1792, conformada por 32 viviendas dispuestas alrededor de la plaza, la cual es un espacio público donde se realizan conciertos, actividades culturales o un lugar singular donde tomar un aperitivo o comprar alguna artesanía.

De allí, completamos nuestro recorrido regresando al lugar de origen, ya que cerca de la Oficina de Turismo se encuentra la Catedral, un edificio espectacular y cargado de historia. Las primeras obras comenzaron en 1119, tras la Reconquista, en un emplazamiento fuera de la muralla. Su ubicación buscaba los orígenes del cristianismo, ya que se encuentra donde había existido una antigua necrópolis tardorromana y un baptisterio hispano-visigodo.

Pero su arquitectura ha sufrido varios cambios a lo largo de los siglos, ya que en 1235 se consagraría en su vertiente gótica, llevando por nombre Sta. Mª de la Huerta. Posteriormente sufre renovaciones continuas, llegando a clausurarse parcial y totalmente entre los años 80 y el 92. En 2011 abre de nuevo sus puertas con todo su esplendor, permitiendo al visitante conocer la que es considerada la Capilla Sixtina del renacimiento español.

Un última sorpresa

Paseo de entrada al Monasterio de Veruela
Paseo de entrada al Monasterio de Veruela

Y aquí acaba nuestra visita a Tarazona pero no nuestra ruta por tierras aragonesas, ya que al dejarla atrás nos dirigimos a otro lugar de referencia de la zona. A poco más de 12 km se encuentra el Real Monasterio Cisterciense de Santa María de Veruela.

Abandonado con la Desamortización de Mendizábal (1835), desde el año 1976, después de múltiples circunstancias, se ha cedido a la Diputación Provincial de Zaragoza para su restauración y conservación, quién también lo destina a usos culturales. Este lugar tiene especial importancia para los amantes de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, ya que él y su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, se instalaron allí del 1863 al 1864.

De esta temporada de sus vidas han quedado las famosas Cartas desde mi celda de uno y los dibujos del otro. En la visita nos quedamos impresionadas por su precioso claustro y por el hecho de que acoja cada verano el Festival de Música Viva, que en 2012 permitió a los asistentes disfrutar de la música de Jorge Drexler, Juan Perro o Russian Red en un marco incomparable. Este año le toca el turno a Café Quijano, Annie B. Sweet o Carlos Núñez entre otros.

En el recinto en el que se encuentra el monasterio se encuentra el Museo del Vino de la D.O. del Campo de Borja donde podéis adquirir el sabor embotellado y un buen recuerdo de la zona. Y para que además vuestras compras valgan su peso en anécdota, más allá del Monasterio descubrimos un dato relacionado con la ruta de Bécquer en Tarazona. Y es que Curro Fatás, inolvidable cantante del grupo ochentero Puturrú de Fuá, es quién fabrica artesanalmente las mermeladas Mundo Bubub en Trasmoz, al pie del Moncayo.

Así que, al margen del consejo de su mítica canción del verano No te olvides la toalla cuando vayas a la playa nuestra recomendación estival es visitar estas tierra para conocer una cara de Aragón que no deja indiferente. Si has decidido que este verano la ciudad no es para ti… ¡viaja a Tarazona!

Información | Oficina municipal de turismo. Pza. de San Francisco, 1. 50500 Tarazona Tel. 976 640 074

Ana Alonso

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