Índice
El impacto de la Covid-19 está dejando huella en todos nosotros. Después de meses de confinamiento, el pasado verano muchos viajeros eligieron hacer turismo rural porque era una opción que les permitía estar en contacto con la naturaleza, en un entorno cercano y poco masificado. Con la llegada del otoño y la segunda oleada han llegado las nuevas limitaciones de movilidad, pero también otras opciones para no tener que renunciar a una escapada rural sin dejar de ser todo lo responsables que esta pandemia nos exige para poder superarla.
El teletrabajo llegó en marzo por obligación a muchas empresas y son muchos los que sólo necesitan un portátil y una buena conexión para trabajar desde cualquier parte. Por eso hay alojamientos de turismo rural que han pensado en una fórmula para que sus clientes vivan las restricciones de una manera más llevadera: trabajar en remoto desde una casa rural.
Peter Kroos, propietario de Casa Mauri en Lleida, lanzó esta iniciativa con el objetivo de evitar la estacionalidad y atraer a los nómadas digitales. Gente autónoma que busca un lugar idílico para trabajar. La respuesta ha sido positiva, ya que por su casa rural han pasado: una pareja de coaching personal procedente de los Países Bajos, otra pareja de Barcelona que compaginaron vacaciones y trabajo, y el hijo de éstos con la novia, a los que convencieron para que se unieran al plan.
“Nos dimos cuenta de que existe un mercado de gente que por su propia cuenta está buscando un lugar agradable para teletrabajar. Sea autónomo o empleado”, comenta Peter. “Ahora en Casa Mauri nos visita un chico de Francia que ha reservado para un mes. Es artista y usa material de foto y vídeo para sus creaciones. Ha instalado su laboratorio en el apartamento”, añade el propietario de la casa.
Las estancias de larga duración están pensadas para clientes que puedan teletrabajar desde cualquier punto de España. Obviamente, siempre y cuando la cobertura telefónica y la wifi sea estable. De hecho, una de las preguntas más frecuentes a la hora de reservar una casa para una estancia de larga duración es si dispone de buena conexión a internet. Así como la existencia de calefacción, ya que pasan muchas horas sentados y el invierno en las zonas rurales es duro.
Pero Peter no es el único que ha tomado este camino. Desde EscapadaRural.com contamos con varios propietarios que ya están ofreciendo esta nueva fórmula. Poble rural Puig-arnau Pubilló en Lleida y Mas Buidasachs en Barcelona, son otros dos ejemplos de estancias de larga duración para viajeros rurales.
Por su parte, Juan Ángel Martínez, alcalde de la localidad albaceteña de Aýna y propietario de la casa rural Miralmundo Hs. Rural, está acondicionando el pueblo para ofrecer las mejores prestaciones posibles a los viajeros de larga estancia.
Pueblos turísticos para quedarse a vivir
Su primera medida fue habilitar una sala del ayuntamiento en julio y agosto con conexión a internet. “Muchos de los que nos visitan en verano tienen su propia casa, pero son segundas viviendas que no están preparadas para teletrabajar”, comenta Martínez. “Por eso contratamos a una empresa de la zona para instalar fibra óptica en el casco urbano. De esta forma, varios vecinos hicieron uso de la sala y pudieron compatibilizar el trabajo con un verano más largo, tranquilo y en plena naturaleza”, añade el alcalde de Aýna.
Otra de las medidas que está llevando a cabo el ayuntamiento de Aýna es acomodar las antiguas casas de los maestros. Con ello quieren que la gente acuda a la localidad albaceteña de forma permanente y participe de manera activa en el pueblo. Por ese motivo, los alquileres de estas viviendas irán en consonancia a lo que los futuros residentes aporten. “Es decir, si tienes dos niños y van al colegio en Aýna, como ya estás aportando algo al pueblo, tu alquiler será más económico. Si simplemente utilizas el pueblo para dormir y haces tu vida en Albacete, la capital más cercana, tu alquiler será mayor”, explica Martínez.
Aýna no es el único caso, hay muchos pueblos que te enamoran como turista y en los que, ¿por qué no? puedes plantarte llegar a vivir. Sin duda la lista de los que pertenecen a la Red de finalistas de la Capital del Turismo Rural son buena prueba de ello.
Me quiero ir a vivir a un pueblo, ¿por dónde empiezo?
La realidad es que la despoblación ha azotado a muchas provincias españolas durante décadas y, aunque han sido cientos las medidas que se han propuesto para atraer a la población al mundo rural, ha sido la llegada de la Covid-19 la que ha animado finalmente a la gente a volver a los pueblos.
Una consecuencia positiva que se ha visto reflejada en pueblos como Arraia-Maeztu (Álava). Desde el principio de la pandemia el censo de habitantes de esta pequeña localidad alavesa ha crecido un 10%. 80 habitantes más, familias con niños procedentes de Vitoria, que tienen la posibilidad de teletrabajar y buscan sosiego y contacto con la naturaleza.
Un pensamiento cada vez más generalizado, ya que según datos del Observatorio del Turismo Rural, proyecto de investigación liderado por EscapadaRural.com, CETT-UB, Netquest y Vivential Value, al 51,4% de los viajeros encuestados si les gustaría vivir en un municipio rural menor de 5.000 habitantes. El 36% responde que no les gustaría y el 12,5% asegura que ya vive en una zona rural.
Las decisiones “drásticas” que afectan a un cambio de vida radical no se toman de la noche a la mañana. Existe una balanza que manifiesta las ventajas y desventajas de la decisión final. Por ello, las principales ventajas para irse a vivir a un pueblo rural, según los viajeros encuestados son: el contacto con la naturaleza (72,8%) y disfrutar de un ritmo de vida más tranquilo (72,3%). También señalan como punto positivo la menor contaminación ambiental (50,9%), el entorno poco masificado (31,5%) y el menor coste de vida (25,8%). Por contra, apuntan a desventajas como las carencias en la infraestructura (71%) o las limitaciones en las oportunidades laborales (57,3%).
Para dar solución a esta tendencia y facilitar el trabajo a los urbanitas que buscan el cambio, existen plataformas como Vente a Vivir a un Pueblo. Esta iniciativa muestra diferentes pueblos para ir a vivir según las preferencias del futuro residente: ¿a qué pueblo voy?, ¿cuál se ajusta más a mi estilo de vida?, ¿qué me voy a encontrar?… La web responde a estas preguntas y además proporciona vídeos de los pueblos e información de interés sobre: conectividad, sanidad, transporte, vivienda, educación, ayudas o trabajo, entre otros temas de interés.
Ramón Pradera, director de Vente a Vivir a un Pueblo, afirma que hay una gran variedad de perfiles entre aquellos interesados en mudarse. “Están los que pueden teletrabajar y prefieren un entorno rural, los que por presión económica no pueden seguir viviendo en una gran ciudad, los que buscan una residencia para pasar los largos períodos de confinamiento, mano de obra cualificada de países de Sud-América e incluso extranjeros que quieren mudarse a España”. La pandemia, sin duda, ha dado un impulso a todos aquellos que hasta ahora solo se lo habían estado pensando.
En esta línea trabaja también la Fundación Abraza la Tierra, que cuenta con un proyecto de cooperación interterritorial que, de manera gratuita, asesora a personas que quieren hacer un cambio de vida, dejando la ciudad para instalarse en un pueblo. Aunque la sede central se encuentra en Segovia, trabajan de forma coordinada con 18 comarcas rurales de Aragón, Cantabria, Castilla y León, la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha. “Desde marzo los pueblos se han llenado, pero con la vuelta a los colegios se han quedado en las zonas rurales jubilados o familias con niños menores de 3 años” explica Eva Mª González, coordinadora de la Fundación Abraza la Tierra, que también han notado de manera muy acusada las preferencias por las zonas rurales en plena crisis sanitaria. Ahora, viendo aún más cuál es la demanda, están trabajando en la puesta en marcha de una red de espacios de coworking.
En el caso concreto de Catalunya, dentro del proyecto Odisseu, liderado por los Grupos de Acción Local del territorio catalán, se encuentra la herramienta Viure a Rural. Se trata de una plataforma digital que ofrece todos los recursos y servicios (trabajo, emprendimiento, educación, salud, vivienda, deportes, cultura, ocio y medio ambiente) que puede necesitar cualquier persona que se decida a ir a vivir a una comarca rural de Catalunya.
Desde marzo las consultas a la web no han parado de llegar. “Hemos tenido una avalancha de consultas, sobre todo en la línea de ‘quiero hacer un cambio de vida’ o ‘quiero irme de Barcelona’” reconoce Eva Murcia, técnica del consorcio Alt Urgell. Muchas de estas consultas también iban vinculadas a temas de emprendimiento o venían de familias en las que uno de los padres teletrabaja y el otro quiere buscar trabajo en el medio rural. Para los Grupos de Acción Local el principal problema que se están encontrando es la falta de viviendas. “El tema del trabajo lo tenemos solucionado, contamos con bolsa de trabajo y hay oferta, pero casi no hay viviendas de alquiler o compra. Ese es nuestro principal problema” afirma Murcia, que cree que si las casas rurales ofrecen estancias de larga duración pueden llegar a solucionar parte de este problema.
En definitiva, la pandemia ha puesto de manifiesto las bondades de vivir en una zona rural y la posibilidad de materializar el teletrabajo, algo que hasta ahora en nuestro país no era muy habitual. Sin duda se trata de otra manera de escaparse al medio rural que hasta ahora no nos habíamos planteado. ¿Te animas a probarlo?
Miryam Tejada
Me parece una idea genial para combatir la despoblación, algo bueno nos tenía que traer esta maldita pandemia
Hola! vivo en la comarca de las Cinco Villas, en el norte de Zaragoza, y aquí hay una iniciativa similar para dar informacion a aquellos que quieren teletrabajar desde nuestros pueblos: http://www.teletrabajarenlascincovillas.com
Un saludo!
Ana
Perdón! corrijo: http://www.teletrabajarencincovillas.adefo.com