Tiermes, la ciudad celtíbera que luchó contra Roma y que está en ruinas
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16.06.2023
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Hay un lugar en la provincia de Soria cuyas ruinas son el rastro de un lugar que ya no está y de las diferentes civilizaciones que vivieron en él. Es una ciudad que desapareció con el tiempo, como otras muchas. Ese lugar es Tiermes y es un yacimiento arqueológico que nos brinda una fascinante ventana al pasado. A la época en la que los celtíberos resistieron contra las impresionantes legiones romanas, para acabar sucumbiendo.
Siempre hay algo especial en visitar un lugar que nos pone frente una parte de la historia que es lejana, como es el caso de los celtíberos. Porque si ese lugar nos permite atisbar cómo vivíamos hace unos cuántos siglos, la experiencia cala hondo. Y eso ocurre en Tiermes, donde el lugar nos atrapa y los restos nos permiten imaginar cómo vivían los celtíberos y los romanos en Hispania, hace más de veinte siglos.
Tiermes -o Termes, como se llamaba antes de la Edad Media- estaba en un alto, lo que suponía una defensa natural para sus habitantes originales, los celtíberos. Ya en la Edad de Bronce, y es posible que antes, se asentaron allí algunos pocos hombres y mujeres, aunque no se tiene información clara sobre cuándo arranca la historia de Tiermes. Esa defensa natural lo convertía en un buen lugar para formar un pueblo. Era por tanto un oppidum, un fuerte o poblado sobre un alto.
Que se mantuviera durante siglos como lugar habitado muestra la importancia de la seguridad y de la protección en cualquier época y lo bien que hicieron la selección los primeros que allí construyeron sus casas.
Tiermes resistió más tiempo que Numancia
Tiermes fue celtíbera durante mucho tiempo, luchando contra los romanos, para volverse luego romana cuando fueron vencidos. Los arévacos que habitaban esa zona de Soria eran uno de los pueblos celtíberos más importantes, y Tiermes era uno de sus núcleos clave. Otro de esos núcleos era Numancia, más conocido, aunque cayó antes en manos romanas. Los arévacos no se lo pusieron fácil a las legiones romanas cuando en los siglos II y I a.C. estas trataban de conquistar la península Ibérica.
Tiermes y Numancia fueron lugares duros de roer para los romanos, y en cierta medida aliados entre ellos. La resistencia numantina es la más famosa, y es todo un símbolo del aguante celtíbero contra Roma. Los dos asedios que sufrió, uno en el año 153 a.C. y otro en el 133 a.C., son míticos, pero al final cayó en manos romanas en ese año 133 a.C., agotada después de 11 meses de asedio.
Numancia también estaba en un alto, concretamente sobre el cerro de la Muela y fue necesario para someterla a un importante ejército de decenas de miles de legionarios, al mando de los cuales estuvo Publio Cornelio Escipión Emiliano.
Tiermes, en cambio, sin ser un hito de resistencia en la cultura popular, estuvo al lado del Numancia en su lucha contra Roma, si bien al final acabó capitulando y haciéndose romana. Pero aguantó algunas décadas más como centro celtíbero, concretamente hasta el año 98 a.C., siendo la última ciudad arévaca en ser conquistada. Aguantó casi casi como una aldea gala con una pócima mágica.
En el yacimiento arqueológico se puede ver la mezcla de restos celtíberos y romanos
Estos lugares de lo que hoy es Soria eran importantes para Roma porque eran un paso estratégico y les permitía controlar el Alto Duero. Los romanos entraron en Hispania en el año 218 a.C. y, cuando vencieron a los cartagineses, el objetivo era dominar toda la península. Fue entonces cuando se toparon con la posición estratégica de estas tierras sorianas cuyos habitantes resistieron ferozmente durante décadas frente al poderoso ejército romano. Cuando fueron derrotadas, el camino hacia las minas de oro del norte de la península quedó limpio.
El cónsul romano Tito Didio tomó medias en el momento en que, por fin, los suyos se hicieron con Tiermes. Les ordenó a los celtíberos que abandonaran la población en el alto, por miedo a que volvieran a hacerse fuertes. También les impidió fortificar el nuevo asentamiento en el llano, por si las moscas. Y convirtió Tiermes en una relevante ciudad romana, dotándola con el tiempo de las infraestructuras públicas que solemos asociar con ellas, como son un foro o incluso un acueducto.
Este últimos es impresionante en el caso de Tiermes, porque aúna la tecnología romana y el conocimiento del trabajo rupestre local, con canales excavados en las rocas. Otro punto destacable de los restos romanos que podemos ver son unas gradas enormes, esculpidas en la roca, que, sin estar claro su cometido para los investigadores, servían como lugar público en la época romana.
Este municipium nos dejó unos restos en el yacimiento arqueológico que se pueden visitar para viajar al pasado. Las termas, las viviendas y otras construcciones, son claramente romanas, pero también se pueden ver trazas palpables de su tiempo celtíbero. Es decir, en Tiermes tenemos la mezcla de civilizaciones que han ido pasando por allí. Esto llama la atención y es una lección sobre cómo funciona la historia. Tras una resistencia feroz, Tiermes acabó siendo un lugar netamente romano, y no se partió de cero, sino que se acumuló una forma de civilización sobre la anterior.
El entorno es impresionante y explica por sí mismo por qué Tiermes estuvo allí
Aunque gran parte de los edificios de Tiermes hayan desaparecido, los cimientos, las calles trazadas y los restos arquitectónicos revelan los patrones urbanos y las formas de vida que se desarrollaron allí hace siglos. Los espacios residenciales nos permiten vislumbrar cómo eran las casas de los antiguos habitantes, con sus estructuras, habitaciones y posibles usos. Aunque las paredes y techos hayan colapsado, podemos inferir cómo se distribuían los espacios, qué funciones cumplían y cómo era la vida cotidiana entonces.
Otro lugar destacado de la zona es la necrópolis, donde hay un buen número de tumbas excavadas directamente en la roca. Ese lugar es sobrecogedor, y se estuvo utilizando durante mucho tiempo, muy avanzada y sobrepasada incluso la época romana.
Y como la historia nunca se detiene, aunque quedó abandonada definitivamente en el siglo XVI, Tiermes pasó de romana a visigoda y luego árabe. De estas épocas posteriores queda un edificio muy destacable, una ermita románica del siglo XII.
Un aspecto impresionante que no se puede obviar es el entorno. La visión que desde el alto de la ciudad se tiene de todo el llano, con las montañas al fondo, nos vuelve a llevar en cierto modo a aquel tiempo en el que un asentamiento no tenía frente a sí otro o una carretera, sino la plena naturaleza.
Manuel Jesús Prieto
Es una pena que no esté mejor cuidado. Lo visitamos el año pasado por nuestra cuenta. Recorrimos antiguas calles, pasamos por túneles excavados en la roca, seguimos un acueducto y llegamos hasta el anfiteatro. Tuvimos q descargar una guía en pdf de internet para enterarnos un poco más de lo que estábamos viendo.
Volveremos por allí seguro.
Yo no creo que esté abandonada es un yacimiento arqueológico bien cuidado