Los franceses regalan tres vacas a los navarros cada año

07.07.2022

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Valle del Roncal
Valle del Roncal. Por maycam

Hay un lugar en Navarra donde aún se sigue cumpliendo con un acuerdo que tiene casi seis siglos y medio de antigüedad y por el que los franceses dan 3 vacas a los españoles cada año. Se trata del acuerdo internacional más antiguo de toda Europa aún en vigor. Esas tres vacas son el pago por antiguas disputas entre el valle de Roncal, en Navarra, y el de Baretous, en Francia. Estamos hablando del extremo noreste de Navarra, lindando con Huesca y, por supuesto, con Francia al norte. Por eso se conoce como el Tributo de las tres vacas.

El 13 de julio de cada año, en torno a un poste de piedra, esto es, en torno a un mojón de la frontera entre el valle de Roncal y el de Baretous, se juntan los alcaldes de algunas localidades de la zona para que los vecinos del norte hagan el pago al que se comprometieron sus antecesores hace siglos. Los navarros lo hacen vestidos de forma tradicional: con sombrero, capote y calzón corto, todo ello negro; y los franceses con sus mejores trajes y bandas sobre el pecho con los colores de su país.

Aunque se cree que es más antiguo, el acuerdo data de 1375

Tributo de las tres vacas
Tributo de las tres vacas. Por Ignacio Ojanguren

Tenemos certeza de que esto se viene haciendo desde 1375, aunque parece que viene de mucho antes. De cuando una sentencia se cerró con un acuerdo entre ambos valles, a un lado y otro de la frontera. Para poder aprovechar los pastos y las aguas navarras durante 4 semanas al año, los franceses debían dar a cambio tres vacas que se entregan cada julio. Cada una de ellas de dos años, con el mismo pelaje, dentaje y cornaje, y sin marcas o cicatrices.

Según parece, desde mucho antes de la firma del acuerdo en 1375, eran comunes las disputas entre unos y otros porque los franceses metían a su ganado a pastar y beber en territorio navarro.  Entonces, con el permiso del rey navarro y del vizconde de Bearn, se reunieron algunos hombres para tratar de solucionar el problema. Por cierto, el escudo heráldico de los vizcondes de Bearne era originalmente tan sencillo como dos vacas, lo que denota la importancia de la ganadería en la zona. De todas formas, todo esto comenzó hace tanto tiempo que no están claros los motivos originales del conflicto.

Tributo de las tres vacas
Eligiendo las vacas para el Tributo de las tres vacas. Por Ojanguren, Indalecio

La cuestión es que, después de que señores y obispos lo hubieran intentado sin mucho éxito, estos hombres fueron capaces de llegar a un acuerdo y establecer los límites y el resto de las normas que lo rigen. Por ejemplo, una de las cláusulas más curiosas es que, si un infractor de esas normas era multado y no podía afrontar el coste, sería su villa la que se haría cargo del pago. Quizás lo que muestra más claramente la buena voluntad del pacto de las tres vacas era que por el mismo se perdonaban las partes todo lo ocurrido con anterioridad.

El veterinario de Isaba comprueba que se cumpla

En la ceremonia de entrega los españoles preguntan a los franceses si están dispuestos, un año más, a pagar el tributo de las tres vacas. Como si no fuera obvio, porque los animales los acompañan. Y debe ser así porque, para aceptar el pago, un veterinario de Isaba, en el valle de Roncal, comprueba que los animales estén sanos y cumplan con lo que estipula el tratado. El caso es que los franceses, a pesar de la obviedad, responden a la pregunta afirmativamente. Y pregunta y respuesta se repite en tres ocasiones. Una por vaca, supongo.

Hecho esto, uno de los alcaldes franceses pone la mano derecha sobre el mojón -que está a más de 1.700 metros de altura y que tiene el número 262-, y uno de los españoles pone la mano suya a continuación, sobre el poste y al lado de la otra. Esto se va repitiendo por parte de unos y otros hasta que el alcalde de Isaba pone su mano y dice pax avant, esto es paz de aquí en adelante. Y dice esas dos palabras tres veces, el tres por todos lados. Los franceses responden con lo mismo y entonces se hace el pago, las tres vacas pasan a ser de propiedad española.

Bueno, esto era antes, ahora las vacas se las vuelven a llevar los franceses y a cambio pagan en metálico su valor de mercado. Es algo un poco menos poético, pero son las moderneces que han llegado a este pacto antiquísimo.

Cada 13 de julio se celebra la ceremonia de entrega

Valle del Roncal
Valle del Roncal. Por Néstor MN

Tras el ritual se firma el acuerdo por un año más, con un secretario y con documentos oficiales, y así siguen rodando las cosas como lo han hecho durante los últimos seis siglos y medio. Por cierto, aprovechando que se juntan para el Tributo de las tres vacas, celebran una comida unos y otros. Los navarros aportan la carne y los bearneses por su parte se encargan de la bebida.

Ya les decía que el tres se repite en esta historia. Bien, pues en esa misma zona hay un pico conocido como la Mesa de los tres reyes, de 2.242 metros de alto. Y se conoce así porque está en la confluencia de tres antiguos dominios: los del rey de Navarra, los del rey de Aragón y los de vizconde de Bearne, que es ascendido a rey en el nombre del pico.

Valle del Roncal
Valle del Roncal. Por Alex Arocas

El Tributo de las tres vacas es un caso curioso y loable, porque lo que en su momento fue un conflicto se resolvió con un acuerdo y esos dos valles han seguido cumpliendo con el mismo durante siglos. Y dando un pasito más allá en la civilización, hoy se ha convertido en una fiesta. Literalmente. Porque la celebración de cada 13 de julio fue declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial por el gobierno navarro y reúne a un buen número de personas para celebrarla. Y quizás comprobar de paso si las tres vacas cumplen con lo establecido y son, por lo tanto, del mismo pelaje, dentaje y cornaje, además de no tener marcas y estar sanas.

Manuel Jesús Prieto

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