Necroturismo: arte, emociones e historia en nuestros cementerios
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29.10.2021
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Marzo 2017. La delegación de Correos de Huesca recibe una postal un tanto especial. Procedía de Suecia y, en la zona donde se escriben los datos del destinatario, en vez de aparecer una calle y un número –como sería lo habitual–, se daban las indicaciones de uno de los nichos que están en el cementerio oscense. Quien debía recibir aquella postal estaba muerta.
Los amigos de Ruth, la fallecida, no se habían olvidado de ella ni estando de viaje. Un gesto que emocionó a las trabajadoras de Correos quienes, tras terminar su turno, decidieron llevarle la postal a la tumba junto con un clavel. Para evitar que se desintegrase con la lluvia, la plastificaron. También decidieron pegarla por la parte escrita. Aquí las palabras valen más que cualquier imagen.
¡Hola! Eterna compañera de viaje. Hemos intentado brindar a tu salud y nos ha sido difícil. Ruth, allí donde andes, brindamos por tu cumple, espero que tú lo hagas en los nuestros.
La imagen corresponde al artículo publicado por la artista y escritora Marta Sanmamed después de ir a visitar su lápida. “Tuve la suerte de que cuando fui a visitarla al cementerio de Huesca coincidí con su enterrador”, nos explica por teléfono.
Autora de Aquí yace… o no, Sanmamed lleva más de 15 años recorriendo los camposantos de España buscando historias. “Me llamaban loca, aunque para mí los cementerios son como jardines. Algunos llaman la atención por su vegetación y otros se visitan porque en ellos hay personalidades olvidadas”, continua.
Según Sanmamed, cuando ve un nombre que le sorprende lo busca. “Siempre parto de la tumba y voy tirando hacia atrás hasta obtener su biografía”. Lo más importante es observar, pues los mismos epitafios ya nos están contando algo.
Algunos de los más curiosos que aparecen en Aquí yace… o no son No comments, encontrado en el cementerio de San Isidro; o No se olvida lo que se muere, se muere lo que se olvida, situado en un pequeño cementerio de Aragón. En la puerta de entrada de algunos camposantos, además, hay una inscripción en latín que dice Lo que yo fui tú serás. “Viene a significar que no te agobies, todos vamos a terminar aquí”, bromea la artista. Sanmamed es una de las primeras en realizar y reconocer que le encanta el turismo de cementerios.
Turismo de cementerios
Aunque a nadie le sorprende viajar a París y acercarse a visitar a Edith Piaf, Oscar Wilde o a Jim Morrison a Père-Lachaise; hasta hace unos años, en España, los cementerios sólo se visitaban por necesidad. Estaban asociados al dolor, la tristeza y la angustia. Por no hablar de las tétricas leyendas que los envuelven.
El turismo de cementerios es un concepto relativamente nuevo en nuestro país. Para ayudar a su desarrollo, algunos de los camposantos más grandes y monumentales de España comenzaron a realizar rutas que, lejos de lo que podríamos imaginarnos –tours de fantasmas y terror–, tienen como objetivo dar a conocer el rico patrimonio fúnebre.
Uno de los pioneros fue el cementerio de Poblenou, el más antiguo de Barcelona construido fuera de las murallas (1775). Hasta antes de la pandemia, el primer y tercer domingo de cada mes organizaban rutas gratuitas en castellano y en catalán para recorrer el interior del camposanto. También había visitas nocturnas, donde la única luz que alumbra el recinto es la de las velas que ofrecen al visitante a la entrada, y la de aquellas que se han colocado estratégicamente durante el camino (actualmente, debido a la crisis sanitaria a causa de la Covid-19 están canceladas hasta nuevo aviso).
En él se pueden contemplar obras fúnebres de los siglos XIX y XX, además de las tumbas de importantes personalidades de la cultura y sociedad de Cataluña, como ilustradores o escritores.
Cada ruta por el cementerio suele contar con unos 700 visitantes
La figura del Santet, un joven que murió en 1899 y que sólo tenía 22 años, es una de las más conocidas de este cementerio que ha ayudado a atraer a numerosos creyentes que le atribuyen poderes sobrenaturales. En su nicho acristalado hay una ranura donde los visitantes insertan un papel con un deseo con la esperanza de que se cumpla. La urna está hasta arriba de deseos.
Desde 2010, el cementerio de Montjuïc también ofrece varios itinerarios artísticos e históricos, además de una ruta guiada por el Fossar de la Pedrera, un espacio que rinde homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura franquista. (Debido a la Covid-19 es necesario hacer reserva previa).
Todas las rutas se combinan con una visita al Museo de las Carrozas fúnebres, donde hay una muestra de los vehículos que transportaban el féretro antiguamente, tanto a caballo como a motor. “La más vieja de todas data de 1873, mientras que la más nueva es de 1935”, explica Adrià Terol, guía de Cementiris de Barcelona (CBSA).
Como curiosidad, en ellas se pueden ver algunos símbolos fúnebres como el búho, que para los romanos su presencia presagiaba la muerte de alguien; las letras alfa y omega, que son el principio y el fin; y el reloj de arena, como el tiempo que se escapa.
Antiguamente a las mujeres no se les permitía asistir a los enterramientos, motivo por el que se crearon otro tipo de carrozas cerradas desde donde podían ver el sepelio. Las únicas carrozas fúnebres que si tenían permitido acompañar eran las blancas, ya que eran las que se usaban para los niños, las mujeres y las monjas.
En el mismo museo también hay una biblioteca con más de 2.000 títulos de temática fúnebre.
La mayor parte del público que realiza rutas por el cementerio son colegios, casales de personas mayores, gente joven e incluso turistas extranjeros. “Más en verano, que vienen cruceros enteros”, dice Adrià. En total, cada ruta por el cementerio antes de la pandemia solía contar con unos 700 visitantes, pues cada 15 minutos sale un grupo con 50 personas.
Estos camposantos son los que inspiraron a Marta Sanmamed para crear la Ruta de las velas en el cementerio de San Isidro de Madrid. Su principal preocupación era que no se faltase el respeto y que fuera adecuado al patrimonio del lugar. “En Halloween a veces se hacen cosas fuera de lugar. Para mí, no tiene cabida que un cementerio organice un desfile de zombies”, añade.
Al igual que ocurrió con los cementerios de Barcelona, los itinerarios de San Isidro también tuvieron muchísima aceptación. En ellos había violinistas y se crearon piezas de baile. Las rutas que se realizan por el cementerio de la Almudena se crearon en 2018, y en más de una ocasión se ha podido ver en la puerta el cartel de completo.
Aunque estos son los más concurridos, en España existen muchos más cementerios con oferta cultural: Valencia, Sevilla, Comillas, el cementerio del inglés en Málaga, el de Monturque en Málaga, el de San Amaro en Galicia, Vilanova i la Geltrú, etc.
¿Estamos perdiendo el miedo a los muertos?
Y el cementerio más bonito de España es…
En España contamos con cementerios de todos los tipos: ubicados en altas cumbres, al borde del mar, en acantilados, cementerios militares, celtas, urbanos, de gran tamaño e incluso cementerios donde sólo hay una persona enterrada. Sí, se trata del cementerio de Teresa, en Bausén, Lleida.
Su tumba fue excavada por los vecinos porque el cura se negó a enterrarla en el cementerio del pueblo. Para él, Teresa había pecado al tener una relación con su primo, con el que incluso tuvo hijos. El parentesco impidió que, como otros matrimonios, pudieran casarse por la iglesia y ser enterrada junto a ella. Su tumba está en una finca y rodeada de una verja.
“Muchos senderistas que pasan por Bausén se acercan a visitarla”, explica Jesús Pozo, director de la revista Adiós, una publicación especializada en el sector fúnebre con un enfoque cultural, histórico y antropológico que cuenta con 23 años de trayectoria.
Desde 2014, Adiós organiza un concurso donde premia a los camposantos de España. “Los cementerios son museos al aire libre. En ellos hay arte, historia y cultura. El objetivo del concurso es reconocer el valor de ese patrimonio”, explica Pozo.
Además de escoger el mejor cementerio entre los que se presentan, Adiós también premia el mejor monumento, la mejor historia, la mejor actividad de puertas abiertas y la mejor iniciativa medioambiental. Según Jesús Pozo: “Con el concurso de cementerios estamos rescatando un patrimonio que estaba muerto”.
La iniciativa tuvo tan buena acogida que, actualmente, la revista también ha convocado otros curiosos concursos como los Tanatocuentos, relatos y cuentos infantiles fúnebres, y el de Street Art fúnebre.
Debido también a la pandemia, los concursos han quedado aplazados hasta 2022.
Turismo negro, el turismo de moda
En 2018 Netflix estrenó Dark Tourist: una serie documental en la que el periodista neozelandés David Farrier viaja a lugares del mundo poco habituales y oscuros relacionados con el misterio y la muerte. Por ejemplo, el capítulo dedicado a los funerales de los Toraja, una tribu de la isla indonesia de Sulawesi donde, además de que un entierro puede durar 4 días, al cabo de un tiempo desentierran a sus difuntos para que les dé el aire. Suponemos que su emisión no es casual, sino que se corresponde al incremento en el número de viajeros que están interesados en este tipo de turismo.
Miryam Tejada, agente de viajes especializada en España en Pangea, dice: “Uno de los viajes que más vendemos en la agencia es el Camino de Santiago de misterio con Fran Contreras (periodista y escritor especializado en enigmas) ”. Una ruta en la que se busca lo mágico y sagrado y donde, en cada etapa, el viajero descubre los orígenes del camino y los templos sagrados. También hay varias charlas como Casas Encantadas, Fantasmas y La Santa Compaña.
Hace poco, en este mismo blog, también comentamos que gracias al museo de las momias, la localidad de Quinto (Zaragoza) había recibido más turistas.
Decía Marta Sanmamed que cuando sales de un cementerio sales más vivo de lo que has entrado. Una frase que también se le puede escuchar a David Farrier en Dark Tourist: “Quizá el fin último del turismo oscuro sea sentirse más feliz de estar vivo”.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.