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En 1 km2 de superficie y sobre una pared de basalto se yergue Castellfollit de la Roca. Este pueblo imposible se encuentra en la provincia de Girona, dentro de la Zona Volcánica de la Garrotxa y no muy alejado de las playas de la Costa Brava.
Es uno de los pueblos más pequeños de Cataluña, pero concentra en su brevedad encantos que no se encuentran en grandes extensiones. Los 1.048 habitantes de Castellfollit de la Roca contemplan sobre el precipicio el paisaje de valles que han ido formando los ríos Fluvià y Toronell sobre los que se levanta.
Una construcción imposible
Castellfollit de la Roca, lugar al borde del precipicio, nace en dos momentos. En el primero de ellos surgen las erupciones volcánicas que explotaron en esta zona, en un perímetro enorme que comprende desde esta parte hasta Sant Esteve de Llèmena, aproximadamente.
La acción de los ríos Fluvià y Toronell fue erosionando aquella lava solidificada y, pacientemente, configurando el perfil, la base de lo que sería un pueblo imposible. El segundo momento fue de los hombres, que aprovecharon lo que había diseñado la naturaleza para construir sobre el acantilado un asentamiento excepcional e inexpugnable.
La piedra volcánica fue el material dominante en la construcción del lugar. Su trazado es el mejor testigo de origen medieval, porque las calles son estrechas, empedradas, y las plazas dispuestas a la antigua manera. Del casco antiguo sorprende todo, y caminando hasta el final se llega hasta la plaza-mirador Josep Pla. Desde aquí el panorama es espectacular.
El basalto
El basalto es lava solidificada que, atendiendo al proceso de enfriamiento y contracción, adquiere diversidad de formas. Como se señala desde el Ayuntamiento de Castellfollit de la Roca:
«Concretamente, la pared basáltica es fruto de la superposición de dos coladas de lava; la primera, con una antigüedad de 217.000 años, proviene de la zona de Batet y está formada por losas, mientras que la segunda, más joven, es originaria de los volcanes de Begudà, tiene unos 192.000 años y adopta formas prismáticas».
Por sus características, el basalto ha tenido usos industriales como roca antiácida, pero también como material decorativo de uso doméstico en chimeneas o pavimentos.
En la propia villa de Castellfollit de la Roca se puede comprobar. Por cierto, la pared de basalto del lugar mide 50 m de alto y tiene una longitud de 1 km.
La Garrotxa
El paraje del Parque Natural de La Garrotxa es excepcional y en muchas ocasiones desconocido y sorprendente. Destaca su terreno volcánico y las prominencias que aparecen en las diferentes rutas por el lugar.
Suele ser habitual realizar rutas para visitar la Fageda d’en Jordà o los volcanes Santa Margarita y El Croscat. A lo largo del parque se encuentran centros de información y paneles explicativos en los que descubrir los secretos mejor guardados de las profundidades de la Tierra.
Además de la localidad de Castellfollit de la Roca, se pueden visitar los núcleos medievales de Santa Pau o Besalú, imprescindibles, y descansar en los contornos del Parque Natural como Mieres o Sant Esteve de Llémena.
Redacción ER
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Castellfollit de la roca no lo conozco, lo vi desde el coche a la lejos , es uno de los destinos pendientes , de todos Girona en sí es precioso