«Viajar debe ser como amar», A. Aguilar

Escrito por

09.08.2012

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9min. de lectura

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Birmania
Antonio despidiéndose de los novicios del monasterio budista, en la Birmania rural. Fuente: Antonio Aguilar

Leer a Antonio Aguilar en Historias de Nuestro Planeta es descubrir en pleno siglo XXI las aventuras de los primeros hombres que llegaron con noticias de América, aquella India, y retomar el debate sobre la sociedad de Utopía.

Consigue adentrarse en lo más profundo del planeta para contarnos las historias de culturas desconocidas para nosotros. Tanta es su pasión que no duda en comparar los viajes con el amor. Y por supuesto, acabamos enamorándonos de los viajes tras conocerle un poco más.

1. Hola, Antonio. ¿Viajar es un arte, es un lujo vacacional, es una forma de vida, es todas las culturas del mundo… qué es viajar?

Viajar debe ser como amar, una cosa que todo el mundo sabe qué es, pero nadie sabe definir, probablemente porque cada uno lo ve de forma distinta. Para mí, viajar es desplazarme a otros lugares, integrándome con sus gentes hasta entender sus costumbres, forma de pensar, el origen de ésta, qué los hace iguales y qué diferentes a mí. Viajando no sólo disfruto hasta doler, sino que siento la constante sensación de estar justificando mi frugal paso por este planeta.

Antonio Aguilar
Antonio ensimismado, contemplando el paisaje de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática). Fuente: Antonio Aguilar

2. ¿Qué hace Antonio Aguilar cuando no viaja? ¿Dónde vive, de qué trabaja?

Ahora mismo vivo en Sevilla. Al comienzo de este año di fin a unos meses viviendo en Turquía, y antes de eso, cuatro años en Madrid.

Hasta ahora, he compaginado trabajos de todo tipo mientras estudiaba para financiarme mis viajes. Entre otros, he puesto copas, enseñado idiomas, guiado turistas, descargado camiones y ¡hasta moví vestidos en la pasarela Cibeles! Todo vale por sacar unas monedas para seguir viajando.

Actualmente busco un trabajo. Me encantaría desempeñarme como guía en otros países, aunque estoy abierto a absolutamente cualquier cosa. Quien desee contactarme, puede hacerlo desde mi web.

Cuando no viajo, leo mucho, particularmente sobre Historia, antropología, religiones y diarios de otros viajeros, lo que hace que suela tener la cabeza en cualquier lugar perdido del globo…

Con la Permeshga, fuerzas del orden del Kurdistan irakí. Fuente: Antonio Aguilar
Con la Permeshga, fuerzas del orden del Kurdistan irakí. Fuente: Antonio Aguilar

3. Tu forma de viajar te ha dado unos buenos sustos…

Sustos he tenido varios, desde pasar por calabozos, ser despertado por un coche bomba, y apuntado por tres rifles horas después, haber sido perseguido machete en mano por traficantes de opio, o padecer una malaria muy a punto estuve de no contar, por mencionar algunos, pero todos han sido “gajes del viajero”, un peaje pagado (involuntariamente, todo sea dicho, y que no quisiera repetir) para poder vivir experiencias, poco después, fuera de lo cotidiano.

Recuerdo cómo paseando por Belgrado, un policía que quiso pedirme un soborno se vio comprometido al ver pasar a su superior cerca, y acabé en un calabozo acusado de tomar una fotografía donde no debía (una iglesia ortodoxa). Ante semejante estupidez, me negué a firmar cualquier papel, pero no evitó que pasase la noche allí. Al menos me dieron de cenar, y no me mezclaron en la celda con otros retenidos, que parecían bastante violentos.

Hace dos años, la misma noche que España se alzaba campeona mundial de fútbol, había llegado por total serendipia al poblado de una etnia que llevaba treinta años sin contacto con el exterior (dato que supe más tarde). Hice noche con ellos, siendo invitado a intestinos de gallina con arroz. Al volver al día siguiente a Laos, cruzando el bosque por el que había venido, los vigilantes de una plantación de opio que atravesé me persiguieron varios metros, sosteniendo un machete cada uno de más de medio metro.

Con la novia de una boda a la que Antonio fue invitado en el Mali rural. Fuente: Antonio Aguilar
Con la novia de una boda a la que Antonio fue invitado en el Mali rural. Fuente: Antonio Aguilar

4. Y la contrapartida: la gente, la llegada a culturas olvidadas…

La principal contrapartida suele ser, además, el motor y leitmotiv del viaje. Procuro salirme de las rutas turísticas y circuitos comerciales. En esos lugares la gente tiene más interés en ti que tú en ellos.

Conocer el mundo que no sale en películas, documentales, libros o revistas, ese que parece vivir al margen de esa idiosincrasia global que cada vez nos hace más parejos a todos, llena de alegría a cualquiera. Integrarse con esos pueblos puros, con otros puntos de vista, tan válidos como coherentes, sobre aspectos fundamentales de la vida, no es sólo una experiencia, sino que te enseña a relativizar.

Ni que decir tiene que, al igual que mirar el mapamundi, es una droga: siempre quieres más…

5. Trasladando tu experiencia viajera al mundo rural, ¿crees que en España se dejan morir culturas y formas de vida?

Sí, pero no sólo ocurre en España, sino en todo el mundo. Los habitantes de los entornos rurales migran a núcleos urbanos mayores buscando otras condiciones laborales, y esto acaba implicando que se pierdan muchas costumbres y tradiciones heredadas durante siglos.

El pasado febrero, en un pueblo del alto pirineo, conocí a un pastor bonachón que hablaba fabla, una lengua en extinción. Sus hijos se habían mudado a la ciudad, y ya no entendían este idioma, que morirá cuando fallezca la generación de este señor. Y como este ejemplo puntual, tantos otros esparcidos por toda la geografía española y mundial…

Tomando el te en la RASD, un país invisible, con sus nativos y un trabajador de Naciones Unidas. Fuente: Antonio Aguilar
Tomando el te en la RASD, un país invisible, con sus nativos y un trabajador de Naciones Unidas. Fuente: Antonio Aguilar

6. “Que el fruto de tu acción no sea el motivo”. Es una reflexión hinduista, ¿qué opinas?

Si no recuerdo mal, es una de las mil lecciones que Krishna instruye a Aryuna en el Bagavad Gita, uno de mis libros favoritos, que además suelo releer con cierta frecuencia. Estoy bastante de acuerdo con ella, y además la veo muy aplicable a este primer mundo, donde suele primar la búsqueda instantánea de resultados. Buena parte de las culturas asiáticas y africanas tienen muy interiorizada esta forma de pensar.

7. Las personas, el conocimiento de uno mismo, la curiosidad… ¿Qué te impulsa a emprender cada viaje?

Paso el año leyendo libros, consultando información diversa, intercambiando correos… todo relacionado con viajar. Cuando parto siento que tengo todo el mundo por delante, y la oportunidad de indagar para poder resolver las tantas mil dudas de toda índole que cuando estoy en casa me van surgiendo. Quizá eso explique que todavía no he conseguido dormir el día de antes de un viaje, soy como un niño esperando los regalos de Navidad.

Suelo regresar contrariado, sintiendo que pese a que creo haber aprendido mucho y ampliado algo más mis fronteras (no las físicas, quiero decir), esto me ha hecho darme cuenta de que aún me queda mucho, muchísimo más de lo que pensaba, por aprender. Afortunadamente, parte de la solución consiste en seguir preparando otros viajes.

8. ¿Cuál es el precio de conseguir tus sueños?

Pues imagino que depende de los sueños de cada uno. En mi caso, soy consciente de que si se quiere conocer la totalidad del planeta en profundidad, no puede llevarse una vida convencional. Todo sea dicho, de momento no he tenido que tomar grandes decisiones al respecto, y si en algún momento tengo que hacerlo, espero no renunciar a mis sueños.

De forma más pragmática, para conseguir mis objetivos viajeros, varias veces he tenido que sortear ciertos riesgos. Desde estar en zonas peligrosas, donde he llegado a ser apuntado con armas o detenido, o introducirme furtivamente en algún país al no tener visado para hacerlo legalmente, a pasar frío (o calor) extremo, días sin probar bocado, y mejor no hablar de enfermedades. Pero sarna con gusto no pica.

Todo eso se olvida rápido tan pronto como te ves siendo uno más en una caravana de nómadas con sus yaks en el Tíbet, o de comerciantes camelleros en el desierto del Sáhara, por mencionar recompensas relacionadas con esas cuitas.

9. ¿Qué emoción te gustaría despertar en tus lectores?

Me encantaría saber transmitir lo que se siente viajando: Ese cosquilleo que te recorre cuando eres uno más entre los monjes de un monasterio budista, viendo amanecer frente al Himalaya desde su techo, o al convivir con alguna etnia que nunca haya visto a alguien de piel blanca, o la sensación de libertad al levantar el brazo para pedir autostop en alguna pista del desierto, o simplemente llegar a algún lugar con el que llevas soñando desde que tienes uso de razón.

Mucho me temo, sin embargo, que hay que experimentar tales sensaciones por uno mismo, y que nadie podrá jamás transmitirlas con total fidelidad, por eso, me gusta animar a quienes me leen a que se echen la mochila al hombro, y partan a conocer y vivir el mundo. Si puedo ayudar a alguien, siempre estoy más que abierto a hacerlo, pues creo que además es deber entre viajeros.

A 4.000 metros, cerca del origen del Ganges, que alcancé furtivamente. Fuente: Antonio Aguilar
A 4.000 metros, cerca del origen del Ganges, que alcancé furtivamente. Fuente: Antonio Aguilar

10. Preguntas de respuesta rápida:

  • Tu primer destino: Algún lugar de España, siendo un crío, con mis padres.
  • ¿Y el último? Un mes viviendo en los campamentos de refugiados saharauis en Argelia.
  • Un destino de turismo rural en España: Hay tantos… la Alpujarra granadina, por mencionar alguno.
  • Tu rincón del mundo favorito: El Himalaya.
  • ¿Y de España? El Pirineo aragonés.
  • Un personaje que te haya marcado: Un nigeriano que conocí en el Sáhara mauritano, en su camino a pie hasta España. Su concepción de la vida inspiró la mejor conversación que he tenido jamás.
  • Un libro de viajes: A través del Islam, de Ibn Battuta, uno de los primeros libros viajeros que leí.
  • Tu plato favorito: El gazpacho.

11. Muchas gracias, Antonio. Por último, ¿a qué viajero/a eliges para la próxima entrevista?

A Adrián, de Enlazador de Mundos, que supera ya los mil días de una vuelta al mundo de un calibre que pocos pueden contar.

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Comentarios

  1. (@rguezgodoy) (@rguezgodoy) 9 de agosto de 2012 a las 09:00 - Responder

    “Que el fruto de tu acción no sea el motivo”, entrevista a Antonio Aguilar de @hntoplaneta http://t.co/YlbZK259 #LecturaViajera

  2. Coleman España (@coleman_es) 9 de agosto de 2012 a las 11:30 - Responder

    ¡Genial! RT @escapadarural «Viajar debe ser como amar», hoy entrevistamos al gran Antonio Aguilar, de @hntoplaneta http://t.co/f9zOboE2

  3. ArmaTuRuta (@ArmaTuRuta) 9 de agosto de 2012 a las 14:07 - Responder

    “Viajar debe ser como amar”, A. Aguilar ->> http://t.co/xRf2mz3E

  4. Mamen Aguilar (@mamenal) 20 de agosto de 2012 a las 15:37 - Responder

    “Viajar debe ser como amar”, A. Aguilar http://t.co/X48d17EZ vía @escapadarural

  5. Escuela de Turismo (@escuela_turismo) 23 de agosto de 2012 a las 12:30 - Responder

    «#Viajar debe ser como amar» Entrevista a un peculiar viajero http://t.co/nFMRZ3yp

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